El Circo del Sol es uno de los ejemplos más exitosos de la teoría del océano azul y además, es considerada como la productora más grande de circo del mundo, gracias a su apuesta por la innovación y la creatividad. Sin embargo, la pandemia de la COVID-19 ha supuesto para esta organización un fuerte impacto a diferentes niveles.
La teoría de océano azul fue acuñada en el año 2005 por dos profesores de la INSEAD Business School, W. Chan Kim y Renée Mauborgne, y se divulgó con el libro “Blue Ocean Strategy”.
¿Qué es un océano azul? Océano azul es aquel modelo de negocio que no existe en la actualidad y que se basa en la exploración de nuevos territorios que no han sido investigados por otros.
¿Por qué el Circo del Sol es un océano azul?
Porque ha supuesto una innovación con respecto al circo tradicional. En la industria del circo tradicional, las empresas basaban su estrategia en aumentar su estructura de costes, es decir, mejoraban sus números contratando a los mejores protagonistas del sector (payasos, magos…). A diferencia de esos circos, el Circo del Sol ha basado su triunfo en la creatividad y la calidad que tienen cada uno de sus shows. Así lo explicaba Daniel Lamarre, su consejero delegado: “Sin creatividad no hay negocio en ningún sector. Sí quieres tener éxito, tienes que poder marcar la diferencia, con nuevos productos, servicios, que te hagan ser único. Creatividad es la habilidad de hacer que exista algo nuevo, sea un nuevo método, dispositivo, o un nuevo fenómeno u objetivo artístico”.
Además, una de las principales claves del éxito del Circo del Sol ha sido la audacia, ya que no han dudado en prescindir de unos elementos básicos de los circos tradicionales como son los animales. También han optado por ampliar su público objetivo, que no se centra sólo en niños sino también en adultos ya que presentan espectáculos muy elaborados.
Sin embargo, como fue el caso de otras muchas empresas, el Circo del Sol sufrió las consecuencias directas de la pandemia de la COVID-19. Conforme la pandemia evolucionaba en el mundo, tuvo que despedir a aproximadamente el 95% de sus colaboradores. Es cierto que en 2020 ya presentaba una deuda de 815 millones de euros, pero el coronavirus fue la gota que colmó el vaso.
Cuando la situación empeoró, se vio obligado el cierre forzado de sus espectáculos para “proteger el futuro de la compañía”, aseguraba Daniel Lamarre. Así la empresa se acogió a la bancarrota para obtener la protección de los tribunales contra sus acreedores.
Además, alcanzó un acuerdo con los que eran precisamente los principales acreedores capitaneados por Catalyst Capital Group para así asegurarse el relanzamiento de sus actividades. El acuerdo permitió que Daniel Lamarre siguiese como consejero delegado del Circo del Sol. La operación rondó la cifra de 1.200 millones de dólares y acabó por cerrar la tragedia que vivió la compañía canadiense.
Después de este episodio tan caótico, el Circo del Sol ha vuelto con más fuerza que nunca después de la gran inversión de 375 millones de dólares por parte de los acreedores que han luchado hasta el final para sacar adelante a la considerada como la mayor productora de circo del mundo.