Como se suele decir “un objetivo sin un plan para alcanzarlo es solo un deseo” y esa es la norma que ha de regir una buena filosofía de trabajo. Hay razones múltiples para apostar por la planificación estratégica: una mayor probabilidad de resaltar la ventaja competitiva de la empresa, lograr una vinculación más estrecha de todas las áreas de la organización, alcanzar una mayor facilidad para lograr los objetivos y, por último, la optimización de los recursos.

El primer paso a dar ante el diseño de un plan es la identificación del norte futuro, es decir, dónde se quiere estar dentro de un periodo de tiempo concreto. Esta meta es la que habrá de funcionar como faro y brújula estratégica para la organización, y algunas rutinas y pautas que ayudarán a definirla y especificarla pasan, como en los ejercicios de Física, por tener claros el rumbo y la velocidad.

  • La determinación del rumbo implica la definición y la comunicación del reto norte de la empresa al resto del equipo. La verbalización de un concepto ayuda a alinear a todos los miembros detrás de la idea, a clarificar a dónde va la empresa y, además, evita distracciones. En definitiva, se crea un foco que orienta la atención hacia lo verdaderamente importante.
  • Establecer la velocidad o velocidades es fundamental pues, como en todo proceso que supone un avance, también se ha de contemplar la variable temporal, es decir, el tiempo que requerirá llegar a esa meta aspiracional. La relación entre tiempo y espacio pasa por la velocidad ¿cuánto tiempo se tardará en llegar a ese punto? Esta cuestión es clave porque así se podrá concretar el ritmo a seguir.

Para ejecutar este proceso de determinación del norte futuro son muy interesantes técnicas de visual thinking, tales como vision quest o mapas mentales. Con estas metodologías se identifican acciones y comportamientos grupales que permiten sacar a la luz los valores organizacionales. Además, se generan conversaciones entre los interlocutores que juegan un papel clave para alcanzar el norte colectivo y se identifican los recursos indispensables para el éxito del proceso.

Y entonces, ¿de qué hablamos cuando hablamos de planificación estratégica?, pues de un camino que se ha de recorrer y que, si se quiere completar con éxito, es preciso un guía que acompañe, ayude e impulse al equipo para conquistar la meta.

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