La final del Mundial que se jugó el pasado domingo ya nos había dejado lecciones para la historia mucho antes de que Croacia y Francia saltaran al campo. Las dos selecciones, analizadas a través de los diversos encuentros que han jugado en Rusia, pueden ser entendidas como unos buenos ejemplos de cómo el alineamiento estratégico en el equipo es imperativo para conseguir el éxito, por encima de egos individuales y de pasados gloriosos.
Echando la vista atrás, cuando a mediados de junio se daba el pistoletazo de salida al torneo, las conversaciones giraban en torno a nombres propios como Messi y Cristiano, que no pasaron de octavos. Algunos también apuntaban a las posibilidades de selecciones con un pasado de triunfos, como Alemania o Brasil. Pero la realidad ha arrojado una verdad clave, el equipo tiene mayores opciones de victoria que un individuo solo y la adaptación al cambio es fundamental, también en el fútbol.
Croacia y Francia fueron dos finalistas sorprendentes. Coinciden en que son conscientes de la necesidad de que las competencias de todos los miembros del equipo converjan y que el ego colectivo esté por encima de las voluntades individuales.
Como ejemplo, Francia posee muchos futbolistas de renombre, Griezmann, Mbappé y otros tantos con un alto valor en el mercado y un estatus de estrella. Sin embargo, esto no ha sido un impedimento para lograr un grupo cohesionado y coherente en sus competencias, quizá tengan mucho que ver sus personalidades, pues los expertos los definen como «accesibles, amables…”.
Por otro lado, merece destacar que Rakitic y Modric son rivales en la liga española, pero cuando se ponen la camiseta croata son una misma alma. Además, el liderazgo que imprime Modric a la selección de Croacia es enriquecedor, pues consigue hacer mejores a sus compañeros, frente a aquellos cuya orientación en el campo es únicamente cubrirse de laureles.
Eventos, como el acontecido en Moscú, son un placer, pues los protagonistas creen y defienden que la visión colectiva y compartida es la piedra angular para alcanzar las metas más altas cuando se trata de una organización humana.