Una máxima de la gestión generalmente aceptable es que resulta imprescindible revisar periódicamente el objetivo final de cualquier proyecto, establecer filtros de decisión concretos que en el día a día se escapan y ponderar la voluntad de la organización a la hora de contribuir al desarrollo social.

La llegada de las vacaciones se configura como un excelente momento para realizar este ejercicio de reflexión. Así hacen grandes líderes, como Bill Gates que suele dedicar su primera semana de asueto a desconectar en la montaña sin acceso a la tecnología.

Tanto si el proyecto que nos ocupa se encuentra en una encrucijada, como si se trata de una etapa rutinaria, es muy recomendable que estas deliberaciones se desarrollen en soledad.  Incluso resulta muy interesante poner distancia física con nuestro contexto rutinario, puesto que el viaje nos permite ver las cosas desde otro enfoque.

Dado que estamos en un mundo fusión, es clave ser capaces de salir de nuestro sector, aprender a pensar lateralmente, incorporar el humanismo a nuestra vida, mirar la realidad transversalmente… Porque solamente haciendo esto, se alcanzará la tan deseada innovación y limitaremos el riesgo de ser grandes copiadores.

Por otro lado, es clave también utilizar estos días de descanso para alimentar nuestro intelecto de forma distinta. Es obvio que estamos en un mundo de sobre información brutal, por lo que es preciso frenar este maremágnum de contenido y nutrir la mente con conceptos nuevos, pero en un entorno de silencio.

Algunas buenas prácticas para este ejercicio:

  • Limitar el acceso a redes sociales, email…
  • Identificar conferencias TED sobre temas novedosos
  • Pensar en lecturas que nos apasionen
  • Dejar la mente en blanco
  • Disfrutar el silencio

 Nos vemos el 1 de septiembre.

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