El caso de estudio de Starbucks es una interesante aproximación a cómo una organización ha logrado desarrollar una potente cultura interna, dominar el mercado y crear una marca sinónimo de lealtad, integridad y longevidad. Se ha de entender el desarrollo de Starbucks como el de un gigante internacional que ha adoptado un enfoque estratégico de éxito.
Es relevante que la historia de Starbucks, tal y como conocemos hoy a la compañía no llega a los 40 años. El primer local con el nombre Starbucks fue abierto en Seattle en 1971 por tres socios que abrieron su primera tienda de venta de granos y máquinas para café. El empresario Howard Schultz se incorporó a la empresa en 1982, y planteó ampliar la operación de venta de granos de café, con la venta de café exprés y otros, lo que fue rechazado por considerar que esta nueva actividad distraería el objetivo original de la empresa, además se estimaba que el café era algo que debía ser preparado en el hogar. Sin embargo, en 1986, Schultz fundó su primera tienda de café en Seattle, Il Giornale. Y un año después compró la cadena Starbucks y comenzó a utilizar este branding para sus locales.
El ambicioso plan de expansión tuvo un éxito tremendo. Su visión rápida se materializó, ya que alcanzó una enorme penetración en el mercado en la mayor parte del Noroeste a un ritmo rapidísimo. Starbucks siguió creciendo hacia Chicago, y poco después se convirtió en el imperio global que conocemos hoy.
Las ideas que asaltan al lector son variadas, por ejemplo, ¿qué impidió ver el futuro del café para llevar a los fundadores del primer Starbucks? Pero, además, queremos poner el acento en una idea clave que se recoge en el capítulo 10, Un edificio que quiera durar cien años lo primero que necesita son fuertes cimientos, donde se expone que cuando se crea una empresa, si se aspira a perdurar en el tiempo se ha de invertir, dinero y esfuerzos, en establecer una sólida infraestructura.